Cada vez que sale a colación un tema de corrupción política, de alguna manera, acaba apareciendo por medio una empresa de relaciones públicas o de eventos. Entre globos y regalos, podemos aseverar que esta circunstancia no hace otra cosa que crear una imagen negativa de un sector que, como otros muchos, está padeciendo en sus carnes los efectos de la crisis, porque los recortes hacen mella en el mismo sin piedad y porque muchas veces su actividad, como en más de una ocasión hemos comentado, se considera algo accesorio. O sea, reducible, recortable o prescindible.

Queremos reivindicar desde aquí la credibilidad profesional del ámbito de las organizaciones de relaciones públicas, eventos y protocolo. No se puede generalizar sobre el asunto y mucho menos, frivolizar al libre albedrío. Ya empezamos a estar cansados que se mezcle nuestra actividad con asuntos presuntamente delictivos. Cada profesional tiene que asumir su responsabilidad social y civil, en el ejercicio de su actividad. Luego, la conciencia, es cuestión de cada uno. Pero de la misma manera que decimos que no todos los políticos son iguales y los hay buenos, malos y menos malos, pues lo mismo sucede con nuestro sector.

Ya  nos llega con conseguir que la sociedad cuente con nuestra participación y que alcancemos una cota de mercado laboral, lo que permitirá consolidar la profesión, como para por encima escuchar y ver  en las noticias que tal o cual empresa estaba implicada en tal o cual asunto relacionado con malversación de fondos y montaje de eventos fantasmas.

El segmento profesional de la organización de eventos está para eso, gestionar y organizar eventos y siempre confiado a expertos cualificados y competentes. Cualquier otra cosa, es jugar en otro terreno que nada tiene que ver con lo que hacemos y rechazamos que alguien se dedique a esta actividad  con el único fin de embolsarse unos dineros de manera ilícita y poco ética.

Es hora de empezar a hablar en serio de los eventos y que  no se trata de ningún fondo de reptiles de nadie. Obviamente, como en la viña del Señor, habrá de todo, pero aquellos que creemos en la legitimidad y credibilidad de la profesión, estas cosas nos parecen nefastas por la incidencia negativa que pueda tener en este ámbito. Si alguien quiere financiar  abstrusas  actividades, que se busque una entidad crediticia.