La Fundación Príncipe de Asturias ultima los preparativos de la entrega de los premios que llevan el título del heredero de la Corona.

La Fundación Príncipe de Asturias prepara en estos momentos, con la máxima intensidad, los actos correspondientes a la entrega de los galardones de este año, la que constituye su trigésima edición. En estos 30 años, 301 personalidades o instituciones/entidades han sido reconocidas en las ocho categorías existentes: Artes, Ciencias Sociales, Comunicación y Humanidades, Concordia, Cooperación Internacional, Deportes, Investigación Científica y Técnica y Letras.

Oviedo y su más que centenario Teatro Campoamor, ha acogido en cada edición a diferentes personalidades de todo el mundo, cuyos méritos han sido reconocidos en función a la aportación que hacen a favor de un mundo en paz, en justicia, en convivencia, en solidaridad, en libertad, y, sobretodo, en defensa de los derechos de cada persona, allá donde estuviera. Así, de este modo, cada año se construye la fotografía de un elenco de hombres y mujeres que reciben el aplauso por sus extraordinarios trabajos, enaltecidos esencialmente por los valores humanísticos que aportan. Estos son precisamente uno de los factores que los aleja de otros reconocimientos, algunos incluso muy reconocidos.

Una vez más, los Príncipes de Asturias –don Felipe de Borbón sólo faltó en una edición por encontrarse en el extranjero estudiando-, presidirán la ceremonia y entregarán cada uno de los galardones a las 12 personalidades e instituciones que en esta ocasión ocuparán los sillones de honor a la derecha de la presidencia.

Los actos protocolarios esenciales de esta entrega (en esta ocasión el viernes 22 de octubre) giran en torno a tres eventos singulares: la audiencia de Sus Altezas a los premiados, a quienes impone la insignia oficial de la Fundación Príncipe de Asturias, que se celebra al mediodía en el Salón Covadonga del Hotel de la Reconquista (donde se hace la “fotografía oficial de familia”), la ceremonia de entrega en el Teatro Campoamor en la tarde y la Recepción Oficial del heredero de la Corona y su esposa igualmente en el Hotel a partir de las ocho de la tarde.

Indudablemente, de todos ellos, el más delicado y el que exige mayor atención protocolaria es el acto de entrega de los galardones, retransmitido por la primera de Televisión Española y por EuroNews para toda Europa, y con amplia repercusión en todas las principales televisiones, radios y medios de comunicación impresos y digitales de más de un centenar de países. Una de las claves protocolarias de que la ceremonia sea un éxito, además de una correcta preparación integral de todo lo que rodea este evento, consiste fundamentalmente en las notas de protocolo que previamente se hacen llegar a los galardonados y en el ensayo previo con los mismos. Su desarrollo responde a un formato que le ha hecho mantener su propio estilo y que ha estado y está por encima de posibles vaivenes en las tendencias organizativas que ahora se dan en el sector de los eventos. Eso no implica que la Fundación vaya incorporando cada año novedades sustanciales.

La sencillez, el margen oportuno para la naturalidad y espontaneidad de los principales protagonistas, la meticulosa información a los invitados, la exquisita adjudicación de asientos en todo el Teatro, el equilibrio entre el formato institucional y cultural, lejos de ataduras del protocolo desfasado, el magnífico trabajo realizado por todos los servicios de la Fundación, en colaboración con la Casa de Su Majestad y las instituciones principales del Principado de Asturias, unido a una acertada dirección, son sin duda parte de las claves de que esta ceremonia se haya convertido no sólo en el acto cultural y humanístico más importante del año (obviamente gracias principalmente al acierto de los jurados), sino una obligada referencia en el Protocolo oficial y no oficial. De ahí la responsabilidad que asumimos cada año quienes tenemos el inmenso honor de trabajar en un evento que es más que eso, y que obviamente se ha convertido en uno de los escaparates más importantes de España al mundo.

Y los Príncipes se asoman a esta ventana para transmitir al mundo un aire fresco y necesario que contribuya a la construcción de un mundo más justo. Para cumplir estos objetivos, el Protocolo ha de ser necesariamente adaptado y personalizado. Un Protocolo a la carta. Por eso cada edición, es como si fuera un evento diferente, aunque hayan pasado ya 30 años y en el mismo escenario.

Se aplica un Protocolo flexible, sin ataduras, natural, bien pensado, pero un protocolo para ensalzar la necesidad de trabajar por un mundo en paz y libertad. Esos son los valores que encarnan, entre otros, los Príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia, siempre con la mirada cómplice de la Reina, quien, desde el honorífico palco en la zona de público, se suma y nunca ha dejado de estar, a esta fiesta de la cultura y la paz.

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Artículo de Carlos Fuente Lafuente
Director de Protocolo de los Premios Príncipe de Asturias
Vicepresidente Primero de la Asociación Española de Protocolo