La AEP ha superado grandes retos en estos últimos 25 años, pero quedan muchos objetivos que alcanzar. Los fundadores del protocolo moderno en España lo fueron y lo son también de la Asociación Española de Protocolo.

Nuestro reconocimiento y consideración a quienes fueron y son genios profesionales y amantes sin condiciones de nuestra profesión. De aquel reducido número de precursores, hemos pasado a una asociación que agrupa a varios centenares de profesionales y que aspira a la total unidad de quienes nos dedicamos al protocolo. Unidad y profesionalidad, dos de nuestros más importantes valores, que debemos mantener e impulsar para escalar hasta las más altas cotas, hacernos más fuertes y alcanzar metas más lejanas. La unidad es nuestra principal fortaleza; la profesionalidad -que solo acredita a nivel nacional la AEP- nuestra oportunidad para defender intereses comunes.

Nos encontramos a la salida de una crisis económica que ha hecho un tremendo daño al protocolo y sus profesionales. En el ámbito de las instituciones oficiales, muchos han intentado asociar todo lo relacionado con el protocolo con los desmesurados gastos de representación, copiosas comidas, viajes injustificables y vehículos de representación que muy pocos necesitaban y de los que muchos alardeaban. La consecuencia directa de esta equivocada idea es que muchos puestos de trabajo relacionados con el protocolo han desaparecido, otros han visto mermadas sus responsabilidades y solo en las más altas instancias del Estado se han mantenido. Lo peor es que la sociedad no tiene una idea veraz del verdadero valor del protocolo. En las empresas, la tónica ha sido la misma. Nos toca ahora restablecer e impulsar el prestigio profesional y nuestra credibilidad además de convencer a empresas e instituciones del valor añadido que aportamos los profesionales del protocolo. Hagamos lo que mejor sabemos hacer: organizar, dirigir, moderar, liderar, estar sin ser vistos y velar por el buen nombre y la mejor imagen de las instituciones y las autoridades que las representan. La AEP está en el camino de defensa de sus profesionales y de la divulgación de las bondades del protocolo.

Tras 25 años de andadura, la AEP ha tomado el rumbo de la descentralización como un factor decisivo para acercar el protocolo a lugares a los que antes era imposible llegar y prosigue con numerosos esfuerzos para ofrecer ventajas de toda índole a sus asociados. Debemos ser exigentes con lo que la AEP nos puede o debe ofrecer, pero no es menos cierto que el espíritu de nuestra asociación es de colaboración y, por lo tanto, estamos en la obligación de ofrecer y aportar para poder obtener un retorno que satisfaga nuestras expectativas personales. No es tan importante el individuo como la colectividad porque solo agrupados y defendiendo los intereses comunes, podremos tener éxito individual. Nos queda mucho por hacer y todos debemos colaborar.

Desde la Delegación de Castilla La Mancha queremos dar las gracias a los que crearon la AEP y a los que hoy la dirigen; gracias a los asociados y a los que no lo son, pero pretenden dignificar nuestra profesión.

Gracias a todos por hacer más grande al protocolo.

Juan de Dios Orozco López

La AEP: 25 años haciendo grande al protocolo.

Delegado de la AEP en Castilla La Mancha