«El perfil de un responsable de protocolo de eventos pasa por saber ser líder y desarrollar ese liderazgo de manera eficaz»
Nombre: Ignacio Arango Huerta
Empresa / Institución: Asociación Española de Protocolo y Escuela Internacional de Protocolo
Cargo: Delegado Territorial de la AEP en el Principado de Asturias, Vocal de la Junta Directiva
de la AEP y Profesor de Protocolo de Estado y Planificación de Eventos en la EIP de Oviedo.
¿Cómo te vinculaste al mundo del protocolo?
Siempre he dicho que fue casualidad, sin embargo, con el tiempo, me he dado cuenta que ha sido algo, sin saberlo, a lo que estaba obligado a unirme.
Todo comenzó en el I Congreso Europeo de Protocolo en Vitoria-Gasteiz en el año 2008. Allí conocí realmente lo que podía significar el mundo del protocolo para mí y, gracias al apoyo del que entonces era mi Alcalde en el Ayuntamiento de Siero, D. Juan José Corrales Montequín, pude comenzar, en ese mismo año, mis estudios en la Escuela Internacional de Protocolo de Oviedo y, desde entonces, no he dejado de sentir la necesidad de vincularme a todo lo que esta profesión me ha ido ofreciendo, que ha sido mucho y todo bueno, hasta hoy.
Háblanos, por favor, cómo es tú día a día, en tu actividad profesional.
Hasta hace poco más de un año, mi labor profesional estaba dirigida a la secretaría y a la organización de los eventos que, desde la Alcaldía del Ayuntamiento de Siero, se celebraban, tanto desde el punto de vista oficial como aquellos que requerían la colaboración con las distintas áreas municipales o entidades privadas del municipio.
Desde entonces me ha centrado en la docencia en el área del Protocolo Oficial y de la Planificación de Eventos en la Escuela Internacional de Protocolo de Oviedo. Es una experiencia maravillosa que me permite compartir mis conocimientos y experiencias con multitud de alumnos y que no ha hecho otra cosa que enriquecerme, tanto desde el punto de vista profesional, como también desde la perspectiva personal.
Ahora mismo, la Asociación Española de Protocolo me ha dado la posibilidad de encabezar un nuevo proyecto, que asumo como una nueva oportunidad de trabajar por el Protocolo, por los Eventos y por todos aquellos que quieran unirse al mismo para fomentar esa visibilidad tan necesaria en todo nuestro sector. La Delegación Territorial de la AEP en el Principado de Asturias, gracias al trabajo de mis compañeros y socios asturianos es ya una realidad que, en las próximas fechas, hará su presentación oficial y comenzará a realizar todo aquello que consideramos fundamental para seguir luchando por ponernos en el lugar que nos merecemos.
Asturias es una región de gran tradición protocolaria que tenemos la obligación de mantener. La AEP nos permitir así continuar el trabajo que, desde esta tierra, llevamos desarrollando hace años gracias a la plataforma virtual Queremos Organizar Eventos (QOE), y que ahora, de la mano de la Asociación, de su Junta Directiva y de todos los asociados, podremos continuar, sobre una base mucho más fuerte y una organización reglamentada. Ese es el reto y creo que lo podemos conseguir.
¿Crees que protocolo y eventos están condenados a entenderse o, por el contrario, deberían de haber convivido juntos, desde el principio?
Hablar de condena quizá sea un poco exagerado ¿no? Considero que la necesidad entre unos y otros es mutua, sin embargo, la convivencia entre ambos debe quedar claramente definida en cada evento que organicemos para el perfecto desarrollo del mismo.
La convivencia desde el principio quizás deberíamos delimitarla en el tiempo y hacer un poco de memoria histórica en el que, el protocolo, estaba encasillado y dirigido solamente a determinados estamentos políticos y sociales, donde la imagen pública y su difusión estaban muy focalizadas a estos grupos o personas.
En cualquier caso, como he dicho, no creo que sea una obligación, sino una necesidad compartida. Tanto los medios de comunicación como los propios profesionales de protocolo y organización de eventos deben ser conscientes de que, si el objetivo es la transmisión de un mensaje, requerimos que cada uno sepa cuál es su función en ese momento y coordinarse de manera tal que los beneficios y resultados finales sean los óptimos para cada uno de ellos.
¿Crees que el Protocolo goza del reconocimiento que le corresponde como tal?
Por supuesto que no. Cada día son mayores los casos de compañeros que se quedan fuera de sus propios trabajos o, simplemente, no pueden acceder al mercado laboral por la exigencia de requisitos que para nada se ajustan a nuestros conocimientos.
Pasa el tiempo y las instituciones aún desconocen la existencia de estudios reglados y oficiales de Protocolo y Eventos. Entre esto y que la sociedad nos sigue encasillando como “el de protocolo” pues poco podemos decir al respecto.
Es todo una rueda que no deja de girar, mientras no empecemos por la base para que quien tiene capacidad nos vea como algo imprescindible, será difícil que cambie el sentido.
Volviendo a la respuesta anterior, creo que es muy importante que nosotros mismos intentemos crear la necesidad de fomentar nuestro propio reconocimiento. Podría ser una solución aunque implicaría un componente de unión entre todos nosotros trascendental.
¿Qué crees que haría falta para mejorar la imagen del protocolo en la sociedad?
Visibilidad. Como he mencionado anteriormente, creo que es parte esencial de nuestra responsabilidad. Es una realidad la sensación de que nos hemos venido un poco abajo por las nulas expectativas cimentadas actualmente por la propia sociedad y el desgaste generado en los profesionales desde los distintos sectores, tanto públicos como privados.
Si a esto le sumamos la gran abundancia de componentes intrusistas en nuestro trabajo, hacen que la sociedad no tenga ni referencias ni claridad a la hora de seleccionar a una persona verdaderamente preparada en esta materia.
En todo caso debe ser una visibilidad positiva, constructiva, adecuada a las necesidades actuales y asumiendo que los cambios vienen y van pero que tenemos que adaptarnos a todos ellos.
¿Qué percepción tienen, según tú criterio, los medios de comunicación de los profesionales de protocolo y eventos?
Hay de todo. He hablado con muchos periodistas y algunos son conscientes de nuestra importancia; sin embargo, también existen aquellos que nos tildan de “molestos” elementos que no les dejan desarrollar como ellos quisieran su trabajo, que únicamente estamos para establecer programas de actuación y hacerlos cumplir a rajatabla, a que nuestros “jefes” no se salten ese programa fijado, a no “romper” nada, a gastar lo que no hay que gastar y un sinfín de coletillas tan cansinas ya que, por mucho que defendamos a voz en grito, parece ser que no quieren entender, y digo quieren, porque, con un poco de sensatez y disminuido orgullo, podrían entenderlo.
No debemos creer que es solamente una cuestión léxica o de lenguaje, ¡para nada! Es una cuestión tan sencilla como la de expresar realmente lo que hacemos y no buscar el sensacionalismo o el recreo social que, sin darse cuenta, repercute de manera muy negativa en las profesionales que, con tanto mimo y esfuerzo, dedican sus horas y días a hacer que las cosas sean más fáciles para todos los participantes de cualquier acto o evento. Cuesta mucho llegar como para que simplemente te adjetiven. Somos sustantivos, nombres propios con mayúsculas, no aditamentos de nada ni nadie.
Considero que, igual que nosotros tenemos claro que los necesitamos; ellos, a su vez, no tienen esa percepción. Mientras esta dualidad no sea recíproca, serán mayores las dificultades comunicativas y relacionales entre ambos.
Desde hace varios años ya está oficializado el Grado Universitario en Protocolo y Organización de Eventos. ¿Cómo crees que puede influir esta formación académica en la incorporación laboral de los futuros graduados?
Así es, desde el año 2010 tenemos la suerte de contar con estudios oficiales en Protocolo y Organización de Eventos y cada año la oferta es mayor, lo cual debería hacer reflexionar a la sociedad sobre nuestra importancia, primero docente y después profesional.
El desarrollo personal y profesional se basa, primeramente, en los conocimientos y, a continuación, en las experiencias a las que nos enfrentamos en nuestro día a día. No cabe duda de que cualquier trabajo o profesión requiere una preparación, la cual distingue la calidad y cualidad de quienes, a futuro, desarrollarán esas enseñanzas. El hecho de que tengamos unos estudios reglados oficialmente no puede hacer más que fortalecernos como colectivo.
La existencia de un sangrante intrusismo, unido al aún desconocimiento de muchos sectores de la existencia de estos estudios, nos dificulta mucho el camino, sin embargo, la base de nuestro desarrollo para encarar la incorporación laboral pasa, irremediablemente, por la formación. Considero que ha sido y es la pieza fundamental que consolida los cimientos de lo que pretendemos conseguir.
¿Qué te parece la creación de un Colegio Profesional?
Si el primer paso y pieza fundamental, como he expresado, ha sido la oficialización de los estudios de Protocolo y Organización de Eventos, la siguiente pieza es la regularización profesional.
Entiendo que la ordenación de nuestro ejercicio, la representación, la defensa y protección de nuestros intereses frente a las entidades públicas o privadas, así como ante la sociedad y los consumidores, debe comenzar por conseguir ser independientes e imparciales en nuestra labor, garantizar unos servicios adecuados y acordes a una calidad que podamos garantizar con nuestras aptitudes, partiendo, lógicamente, de un comportamiento ético y cualificado. Todo esto sólo pasa por la creación de un Colegio Profesional.
Tenemos que ser conscientes que es una tarea ardua, lenta y difícil, sin embargo, es una de las motivaciones más grandes que actualmente tiene la AEP y de la que no cejará en su empeño por ir dando pasos con el fin de lograrlo.
Descríbenos, por favor, cuál sería para ti el perfil de un candidato a responsable de protocolo y eventos.
Fácil pregunta con extensa respuesta. Parece obvio e incluso repetitivo, sin embargo, el perfil de un responsable de protocolo de eventos pasa por saber ser líder y desarrollar ese liderazgo de manera eficaz.
Debe ser responsable con su trabajo y dar ejemplo con el mismo; demostrar ganas y entusiasmo constante, aún en los peores momentos.
Ser empático y equitativo con su equipo, saber ponerse en su lugar y fomentar la confianza es fundamental. Debe promover la participación de todos y hacer ver la importancia de cada uno de ellos dentro del conjunto. Esto es una tarea de todos, no individual. El éxito o el fracaso siempre serán compartidos.
Tiene que tener capacidad de resolución de problemas, ser disciplinado y organizativo. Debe tener voz y capacidad de mando pero sin entrar en la imposición, todo lo contrario, desde el equilibrio y la adaptabilidad a cualquier imprevisto.
Y, finalmente, junto a todo esto, debe ser comunicativo para conseguir transmitir el mensaje a todos los receptores, primero a su propio equipo y, después, a la sociedad.