Siempre saludaré de forma positiva cualquier tipo de encuentro, foro, congreso, curso, reunión, etc., que sirva para hablar del mundo del Protocolo y la Organización de actos, para fomentar el compañerismo, el necesario reciclaje y sensibilizar a la sociedad en general. Por eso me parece interesante que se haya promovido un Congreso celebrado la semana pasada en Galicia.

Sin embargo, este Congreso, que nace sin estar promovido por Asociación alguna (ni Organización Internacional de Ceremonial y Protocolo que casi en paralelo celebraba su Congreso Internacional en Budapest), ni la Española (ni la Junta Directiva ni los socios fueron informados oficialmente, ni existe acuerdo alguno al respecto), ni tan siquiera la propia Asociación de Técnicos de Protocolo de Galicia, genera más confusión que otra cosa. No soy nadie para demonizar iniciativas de este tipo (Dios me libre), pero sí para mostrar la preocupación por el hecho de que proliferen descontroladamente “encuentros” de este tipo sin que haya un respaldo claro por parte de las asociaciones legalmente reconocidas. Reuniones de este tipo al margen de las mismas no es bueno para nadie, pues sólo generan confusión. Y si los hay, que todos tenemos el derecho a organizarlos, deben de utilizar otra terminología.

En este sentido, creo que resulta necesario que al menos en nuestro país los congresos se reserven exclusivamente para las asociaciones y que cualquier otra iniciativa ponga otro nombre a su convocatoria. Si no se hace así, por mal camino vamos todos.

Estos encuentros que notablemente confunden hasta a los propios participantes y ponentes sobre su alcance como he podido comprobar personalmente, confunden también hasta los periodistas. De hecho reproducimos la portada digital de La Voz de Galicia.es, que titula: “Expertos en protocolo reclaman un título oficial y cubrir el vacío legal existente”. Y ahí se queda tan pancha la noticia. De todos los profesionales es de sobra conocido que ya existe un título oficial y que otra cosa es que el mismo pueda impartirse en diferentes comunidades. Pero tal y como se dice incita a la confusión. ¿Y el vacío legal a qué se refiere?

Ya poco más se puede decir cuando en el segundo párrafo de la noticia se dice que “entre las conclusiones alcanzadas ayer figura potenciar el protocolo empresarial y la relación entre distintos departamentos y cuidar el lenguaje, «en el sentido más elemental y común», señalaron los organizadores. Si estas son las principales conclusiones que se alcanzaron por mal camino vamos para exigir a la Sociedad el sitio que nos corresponde. Y sé que ha habido otras conclusiones que desgraciadamente en esta cita periodística no se recogen. Conclusiones por cierto de muy poco calado, como puede comprobarse de las que recoge en su blog Olga Casal:
1- Para establecer las precedencias, primero en el ámbito de lo público y después en lo privado, es necesario conocer exhaustivamente la estructura jerárquica de los organismos implicados.

2- Se debe reflexionar sobre la necesidad de una norma que regule el orden de precedencias en el espacio de la comunidad autónoma de Galicia, aunque sin interferir en las competencias del Estado y de las entidades locales.

3- Tanto para asumir la gestión del protocolo internacional y diplomático como el de los grandes eventos, es necesario tener unos conocimientos científicos rigurosos.

4- También es necesario para el profesional poseer conocimientos de protocolo religioso, como quedó de manifiesto en la visita del Papa a Santiago y Barcelona.

5- Los profesionales deben estar preparados para prever y gestionar las situaciones de crisis que se puedan producir en el transcurso de un acto.

6- En el ámbito empresarial, destaca la importancia de la preparación de los actos que serán el reflejo de la imagen corporativa.

7- Cuando se trata de temas de igualdad, conviene evitar actitudes o expresiones que repugnan al sentido común y a las más elementales normas del lenguaje, lo que, por otra parte constituiría un error gramatical.

Insisto que defiendo el derecho a promover por quien sea encuentros de este tipo, pero también debemos exigir que organismos profesionales como la OICP y las asociaciones profesionales aclaren con nitidez y rotundidad cuál es el Congreso Nacional de Protocolo que represente a toda la profesión. Y si alguien no se siente representado en la AEP siempre está a tiempo de crear otra asociación para que desde la misma se convoquen iniciativas con mayor transparencia.

Algunos hemos promovido encuentros y foros desde hace años, pero siempre bajo el previo permiso y autorización, y además en todo momento en colaboración por igual, de la OICP y de la AEP y otras asociaciones. Es hora, y pienso con ánimo conciliador, de que se ponga un poco de orden al tema congresual. Porque en este año llevamos ya casi cinco congresos en España o similares.

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*Enlace a artículo mencionado en La Voz de Galicia – http://www.lavozdegalicia.es/santiago/2010/11/29/0003_8878697.htm