Carlos Fuente, Vicepresidente 1º de la AEP, acaba de publicar su nuevo libro «Protocolo para actos oficiales»

Carlos aborda en su nueva publicación no sólo la normativa aplicable al protocolo para actos oficiales, sino que ha incorporado esa parte que habitualmente no suele tratarse en detalle, ¿cómo se organiza un acto oficial?. Un «manual» de lectura fácil y sencilla, plenamente actualizado y sobre todo, muy práctico.

«Creo que muchas cosas, de las que se ha hablado mucho en redes, en coloquios,jornadas, congresos…, pero que nadie ha publicado. El libro tiene tres partes: una dedicada a la normativa vigente, pero actualizada a la fecha de hoy; una segunda parte referido al ceremonial de Estado con algunos de los cambios que se han producido en los cinco últimos años; y una tercera parte, que es lo más novedoso, cómo se organizan los actos oficiales y cuáles son las tendencias de hoy»

Hemos planteado a Carlos una serie de cuestiones de protocolo de Estado para conocer más a fondo su manera de interpretar el protocolo.

  • El protocolo institucional tiene la imagen de ser algo rígido visto desde fuera. Según tu experiencia, ¿es tan estricto como parece?

«El protocolo de Estado, popularmente mal llamado institucional, es mucho más flexible de lo que la mayorías de los ciudadanos considera»

Es cierto que este Protocolo tiene normas de obligado cumplimiento, pero no tantas como se cree. Hay normas de símbolos, precedencias, reconocimientos oficiales y muy pocas más. La gente piensa que es estricto porque se queda con la imagen que transmiten ciertos medios de comunicación que elevan a obligado cumplimiento lo que no es, incluso a veces hablan de temas que nada tienen que ver con la realidad. ¡Cuántas veces hemos visto publicado que a los reyes no se les puede tocar! Y me pregunto: ¿dónde está escrito y regulado? Alguno puede alegar a que por tradición es así, pero afortunadamente evolucionan y en España esa evolución es mucho mayor desde que reina Felipe VI. No este protocolo tan estricto, pero es cierto que hay normas que están para cumplirse. Por ejemplo, las banderas tienes su orden, las autoridades también y hay tratamientos, pero fuera de esto poco está reglado y por lo tanto son interpretables no solo las tradiciones sino lo que muchos piensan. Afortunadamente en España tenemos uno de los mayores protocolos flexibles.

  • ¿Cuál es tu valoración general del protocolo aplicado en los tristes atentados de Barcelona y que opinión te merece la decisión final de que el Rey estuviera en segunda/tercera línea de la manifestación del sábado 26 de agosto?

La presencia del Rey en Barcelona no sólo me ha parecido bien y de ello he hablado ampliamente en mi blog. Pero, al margen de mi opinión, considero que el Rey estaba obligado a estar con los ciudadanos en situaciones que afectan a todos y más especialmente si son dolorosas o amenazan a la estabilidad y seguridad de un país que ante el terrorismo debe permanecer unidos. Y el Rey es el símbolo de la unidad, y es su obligación velar por ella según la Constitución vigente. Sobre los conflictos por los atentados, desde el punto de vista de protocolo no ha habido tantos, y creo que los profesionales de protocolo de Cataluña y especialmente de Barcelona han actuado correctamente y, lo que es más difícil, han intentado superar las diferencias políticas. El protocolo ahí ha demostrado que puede contribuir al entendimiento y a unas mejores relaciones institucionales. Sobre la situación el Rey, estimo que ha sido correcta, una vez que los convocantes decidieron que la primera línea se reservaría para los representantes de las fuerzas de seguridad, protección civil, salud, etc. Pero esa primera línea era exceocional, y no la considero como tal. El Rey ha estado en su lugar, pero reprocho a los organizadores que no hayan protegido la imagen institucional del Jefe del Estado, y hasta ahí puedo contar.

  • La Casa del Rey, desde que fue nombrado Felipe VI, ¿ha hecho cambios  en el protocolo de Casa Real? 

Muchísimos cambios, más de los que cualquiera se puede imaginar. Y cambios acertadísimos. El Rey cuando juró antes las Cortes, el día de su proclamación, tomó una serie de compromisos fundamentales, que suponen un cambio radical frente a su predecesor. El protocolo debía, pues adaptarse e incluso cambiar, para hacer posible ese acercamiento a la sociedad real que el Monarca desea. No es Felipe VI rey de Corte cono algunos quisieran para desprestigiarle. Es Rey de calle, cercano, muy trabajador, responsable y comprometido. Ante ese reto, el servicio de protocolo de la Casa de Su Majestad ha hecho un trabajo a favor de ese cambio increíble, hasta el punto que para mí personalmente es quien mejor está interpretando en el ámbito de las altas instituciones el protocolo que exige el siglo XXI.

  • Tu libro Protocolo para actos oficiales, ¿qué nos va a descubrir que no se haya publicado antes?

Creo que muchas cosas, de las que se ha hablado mucho en redes, en coloquios,jornadas, congresos…, pero que nadie ha publicado. El libro tiene tres partes: una dedicada a la normativa vigente, pero actualizada a la fecha de hoy; una segunda parte referido al ceremonial de Estado con algunos de los cambios que se han producido en los cinco últimos años; y una tercera parte, que es lo más novedoso, cómo se organizan los actos oficiales y cuáles son las tendencias de hoy. Si alguien se fija, la mayoría de libros que hablan de protocolo oficial se quedan en la normativa (banderas, precedencias, derecho premial…), pero nadie cuenta cómo se organizan y qué es lo que hoy se lleva o conviene. En eso he querido centrarme más con el objetivo de aportar a quien ya saben de esto y de ofrecer un texto adecuado a quien se meten por primera vez en esta cuestión.

  • ¿Qué te ha animado a escribir sobre protocolo institucional?

Me encanta esta profesión y me gusta el protocolo, pero también me gusta que el protocolo avance, evolucione, se adapte a los tiempos, y se quite la etiqueta de inflexibilidad y de “cosa mala y rígida”, porque es injusto que se le ponga.

Soy persona que trabajo en el protocolo y en la organización de eventos, que he estado como responsable de protocolo de diferentes instituciones públicas y privadas, que he trabajado en el protocolo de los Premios Princesa de Asturias durante más de tres décadas (casi dos como director), que ahora me dedico a la enseñanza de futuros profesionales o al reciclaje de los mismos, que escribo permanentemente de ello, que lo vivo día a día con pasión… ¿Quieres más razones? Me encanta esta profesión y me gusta el protocolo, pero también me gusta que el protocolo avance, evolucione, se adapte a los tiempos, y se quite la etiqueta de inflexibilidad y de “cosa mala y rígida”, porque es injusto que se le ponga. El protocolo hoy es ante todo la garantía de que, si se deja hacer a los sus profesionales que saben, las relaciones entre instituciones y ciudadanos funcione correctamente y que en su visión actual no sólo facilite las cosas, sino que acerque a las personas y políticos y viceversa, todo dentro del mecanismo de respeto apersonas e instituciones. Con un buen protocolo, que no incomode y que permita flexibilidad en función de los que se celebra, la sociedad española y mundial será más feliz. No tengamos dudas. Por eso los políticos debieran confiar más en sus técnicos de protocolo y éstos asumir de una vez que pese a todo su ejercicio entraña una responsabilidad muy alta, tanto, que a veces la aplicación de la norma es lo de menos.