Cuando se emitió por Antena 3 el programa Curso del 63, dejamos constancia en un artículo de la importancia que representa para nuestra juventud educarla en valores y entre ellos, la educación y la cultura de los buenos modales.

Ahora, Telecinco está emitiendo el programa Las joyas de la corona, en el que también un grupo de jóvenes participan para convertirse en dechados de virtudes sociales y a los que se les inculca un mosaico de conocimientos diversos, donde prima más el glamour estético que las correctas pautas de comportamiento. Hay que calibrar mucho y dimensionar el efecto de estos programas, porque ya sabemos que hoy en día, la televisión actúa como un referente mimético en la juventud, que copia sus tic´s, por lo general, tendentes a lo negativo.

Juan Jose FeijooPensamos que con cuestiones como la educación y las buenas maneras no se puede frivolizar. Es algo para tomarlo muy en serio, sobre todo en una sociedad en la que han caído en desuso los valores sociales que son el pilar que sustenta la personalidad del individuo en cuanto a comparte social y cívicamente correcto.

Tampoco es eso de que “ya no se lleva cuidar las formas” entre nuestros jóvenes. Pero miren, cuidar las formas no es vestir a la última, seguir la tendencia de estilistas y vivir en un clima glamoroso, es algo más intrínseco. Es esgrimir en cualquier lugar una educación que permita entablar una relación social de convivencia, estableciendo las premisas fundamentales para dirimir entre lo que es correcto y lo que no lo es.

Las distintas Administraciones, en lugar de propiciar tanta propaganda y promocionar acciones públicas en materia de sexualidad y otras cuestiones de ética y tolerancia- que todo está bien, obviamente-, tendrían que abordar programas específicos de educación cívica, de buenos modales y pautas de comportamiento ciudadano. Porque una buena educación en valores, ayuda a romper menos mobiliario urbano, hacer menos pintadas agresivas y menos botellones incontrolados.

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*Texto extraído del artículo publicado el 21 de Agosto de 2010 en RevistaProtocolo.com – Ver artículo