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Os dejamos un aperitivo del mismo con el prólogo del libro que tan amablemente nos ha enviado Roberto al que le deseamos muchos éxitos y agradecemos la deferencia de avisarnos de esta publicación suya que es de todo@s vosotro@s.
«He leído despacio y una vez más, cada uno de los artículos que componen este libro. En ellos están muchas experiencias profesionales propias junto a las sabias enseñanzas de mis maestros de la Universidad de Oviedo y la Escuela Diplomática de Madrid.
Es posible que los lectores encuentren en este libro algunos términos españoles. No los desdeñé porque son muy claros. De todas maneras, son pocos y han quedado en mí de los no muy lejanos tiempos de mis colaboraciones en HOLA, de España y en la Revista de Protocolo de Madrid.
En HOLA y en la Revista Protocolo escribí durante varios años. Más adelante dos publicaciones uruguayas me recibieron generosamente y así conservo un trato con muchos lectores.
Sería poco agradecido si no recordara en este prólogo al diario EL HERALDO de Concordia, la ciudad donde nací. Allí, Carlos Liebermann me brindó la oportunidad de escribir artículos. Los dos nos recibimos de abogados en Buenos Aires. Carlos celebró en vida sus bodas de oro con la profesión. En tanto yo las alcanzaré en este año. En su diario publiqué innumerables notas y artículos sobre Protocolo, Ceremonial y normas del saber estar.
Cuando Carlos falleció, Laura Paéz Liebermann, su sobrina, me invitó a escribir en su ellitoralconcordia.com en edición digital. Es una publicación maravillosa que lleva el nombre del diario en papel que leyeron nuestros mayores. Hasta Concordia van por el espacio mis artículos sobre Protocolo, Ceremonial y Normas del saber.
Sé que de vez en cuando redacto con acentos uruguayos. Escribo para EL OBSERVADOR de Montevideo y para CAMBIO de Salto. Por eso hasta se me escapó lo de “la moña azul y la túnica” o “el libro sobre el pie de luz”, o “un bizcocho”. Esas son palabras que aprendí también de niño de labios de mi madre uruguaya.
El Protocolo, el Ceremonial y las Normas del saber estar se han quedado en mí. Como tenemos confianza, debo sincerarme. “Roberto, lo que tú tienes es deformación profesional”, me dijo un día sonriendo el Dr. Felio A. Vilarrubias, en una de sus clases. Es él el gran maestro que ilumina siempre con su sabiduría todo lo que de él aprendí. El pasado 5 de mayo cumplió 95 años en Barcelona.
Buenos Aires, 30 de agosto de 2016″
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