Reiteradamente hemos venido poniendo de manifiesto las constantes vulneraciones que sufre nuestro colectivo profesional y específicamente en  el caso concreto referido a cómo se menoscaba nuestra legitimación como asesores en la materia en la que somos competentes (ver nuestro artículo en Revista de Protocolo “Legitimar nuestra profesión”, de fecha 1 de junio de 2010).

Mucho se habla de un tiempo a esta parte de recortar gastos superfluos, de optimizar recursos y de evitar derroches presupuestarios. Y es fácil llenarse la boca cuando se dice “gastos de protocolo” (“Los recortes y las reducciones: los gastos de protocolo”, 14 de octubre de 2011). Nuestra actividad nunca es accesoria, aunque algunos se empeñen en que así parezca.

El gestor público o político de turno enseguida se presta a anunciar a  cuatro vientos que prescindirá  de coche, comidas y aquellos gastos que generen “fastos”. O sea, aquello que mediáticamente es correcto. Y en ese lote, como repetidamente hemos dicho, entra el papel de los asesores de protocolo (“Asesores y personal de confianza”, 2 de junio de 2011) cuya misión es mucho más seria que todo eso y cuyo trabajo es tan digno como en que pueda realizar otro profesional. Por eso, cada vez que en un medio de comunicación se hace referencia una vez mas a los “gastos de protocolo”- la más reciente fue la flamante Defensora del Pueblo Soledad Becerril- hay que informar a la sociedad que una cosa son los gastos de representación donde entran  cafés, comidas, viajes y estancias y otra la gestión del profesional del protocolo que está llevando a cabo su trabajo para que está reconocido y cualificado.

La AsociaciónEspañolade Protocolo, entre cuyos fines figura defender los intereses del colectivo, en su reciente Declaración Institucional ponía de relieve precisamente esta circunstancia en cuanto a  la interpretación de los llamados “gastos de protocolo”, que más que suntuarios, para algunos, son suntuosos. Todos los profesionales del protocolo tenemos que luchar por defender nuestra gestión y cada vez que circula ese tipo de noticias, explicar por doquier a qué nos dedicamos y qué es lo que hacemos.

Nosotros, no somos el plato de lentejas de la crisis.